viernes, 29 de agosto de 2014

¨ SIN RESPUESTA ¨




De vergonzosa se puede calificar la represión policial emprendida por las fuerzas de seguridad cubanas en la provincia occidental de Matanzas. Este julio pasado, la intención de congregarse en la iglesia y de asistir a misa para el movimiento social femenino conocido como DAMAS DE BLANCO fue algo frustrante.
Estas mujeres no han sido reconocidas legalmente a causa de su posición política disidente. Razón por la cual el gobierno ve en su asistencia a la iglesia un enemigo potencial. La práctica religiosa no fue instituida para el hombre como una prerrogativa del Estado, en todo caso como un derecho al libre albedrío personal.
La presencia de cualquier persona en la casa de Dios, en cualquier parte del mundo  no constituye una obligación su cuestionamiento. Tampoco puede verse como una guerra de guerrillas que es necesario sofocar. Ya que a la iglesia asisten personas desarmadas, cuyo objetivo es congregarse a orar, o tomar el alimento espiritual. Maltratar por esa razón no es más que un verdadero abuso y un total barbarismo. El caso de Cuba no es el único ejemplo, pero en América ya no se estilan represiones por esta causa, por lo que se convierte en un hecho retrógrado sin precedentes.
Las iglesias protestantes cubanas no cierran sus puertas a semejantes feligreses. Las causas políticas quedan en las puertas a menos que el párroco las quiera conversar. Y no siempre es así. Existen pastores y frailes que practican la predicación con temor de realizar exégesis política. Han existido curas guerrilleros, pero no en la actualidad en Cuba. El caso del fraile conocido como Padre José Conrado es una de las excepciones del movimiento parroquial cubano.  La misión de la iglesia tiene un objeto social, que es del hombre y para el hombre, no es una labor exclusivista solamente para la jerarquía nacional.
La práctica de la religiosidad está relacionada al surgimiento humano. Es imperdonable que nos encontremos en pleno siglo XXI y que otras personas sean perseguidas tratando de asistir a una congregación religiosa. No hay motivo que justifique tal acción.
Inexcusablemente es una crueldad.
Otros países aprenderán del sistema cubano y viceversa. El horror se vive en cualquier sociedad, pero son los nacionalistas los que tienen el derecho a la denuncia, y a la propuesta de cambios. Aún haciendo cualquier tipo de denuncia, incluyendo la ONU, situaciones como esta en esta sociedad  quedan sin respuesta todavía. Las personas que están siendo  víctimas no tienen reclamación alguna  en este momento, por lo que se sigue perpetrando cada día este tipo de incidencias sin el más mínimo respeto  humano al derecho a la religiosidad.
La historia será escrita de esta forma hasta que llegue el día en que se podrá hablar de ella. Lastimosamente este período se sigue viviendo así.