martes, 1 de octubre de 2019

El Precio de la Crítica



                             El Precio de la Crítica


Ejercer la crítica social es un derecho ciudadano, que existe en todos los países del mundo, absolutamente en todos. En Cuba, existía, y ahora acaba de validarse este ejercicio a través de la recién renovada Constitución cubana. Sin embargo, a pesar de incluirse como un derecho social y humano, para quien lo desarrolle en la actualidad tiene un precio a pagar por ello. Esos es el precio del riesgo personal, pues los organismos de seguridad nacional ficharán inmediatamente a esta persona como un objetivo.

La crítica social no es un fenómeno cubano. Ni tan siquiera es una actividad nueva en Cuba. Por citar un solo nombre, cabe mencionar al polemista y crítico pensador cubano José Antonio Saco, en la centuria del 1800, con una postura inclaudicable ante el Gobierno español de la época.

El transcurso del tiempo no invalida las actividades sociales. Y la crítica no caduca nunca, mientras exista el hombre. La sociedad actual permite el desarrollo de la misma, contraponiéndose en sí a las restricciones a este derecho. Ya que ningún gobierno administrativo del mundo, en ningún país, tiene la posibilidad de eregirse políticamente como el “SÚPERPERFECTO”. Esa condición no existe.

¿Qué gobierno legal, (legítimo o no) establecido en un país cualquiera es al que no se le puede criticar? ¿Qué Ley lo fundamenta? Todavía no existe uno con Tratado Jesucrístico sobre el tema en cuestión.

En otros países esto es algo normal. Pero en la Cuba contemporánea, la persona que critique a través de los medios de comunicación corre el riesgo personal de que se le criminalice. El individuo es citado a declarar, por los órganos militares del Estado cubano, a la Estación de la Policía cada cierto tiempo.

No importa que la persona no tenga vínculos con posiciones disidentes. Lo que importa es que critica y el mero hecho de hacerlo públicamente lo convierte en un objetivo militar. Que trae como consecuencia la intervención del teléfono personal.

Cuando se cita a un autor crítico a declarar y se le expone a la espera de esa Cita desde aproximadamente las 10.25am hasta una media de las 3pm, se le reprime y se le avasalla su derecho a valorar de forma personal las políticas públicas de su país. Aunque no se maltrate a la persona físicamente, esto es una forma de maltrato establecida y permitida. En todos los países existen los organismos militares que controlan su ciudadanía, pero la impunidad no puede ser una justificación y una acción que la sociedad tenga que permitir, porque debe suponerse que nada ni nadie puede sentirse por encima de la Ley. Se supone… no siempre es así.

Luego entonces, oficialmente, esta situación creó un marco de normalización para épocas pasadas, de antes del proceso revolucionario, ¿porqué ahora no puede ser igual o mejor? ¿Basado en qué imposición se pretende restringirla?

Todos los procesos sociales le atañen al hombre por derecho propio. Esto es algo que se escapa de las manos de cualquier sistema administrativo, convirtiendo la acción represora en algo sin sentido. Ya que mushísimas personas lo hacen, aunque no necesariamente lo hagan público a través de medios comunicacionales.

En los medios de transporte colectivo, en los mercados públicos, en cualquier lugar de afluencia masiva, esto puede evidenciarse. El cubano ya no tiene temor de expresarse críticamente, aunque muchos no lo hagan en la palestra pública, por temor. La forma caótica en que se desenvuelve la sociedad actual, origina el desarrollo de una crítica que en mayor o menor escala, encuentra oído en el resto de la población. Porque la carestía material puede ser justificada perfectamente con el bloqueo americano, pero ¿y la ineficiencia de los servicios sociales con qué se justifica?

Lamentablemente, ya no quedan excusas en seis décadas transcurridas para la gestión de una estrategia en las políticas públicas que logren alcanzar la satisfacción ciudadana y el éxito propuesto. Como lo es por ejemplo, el ordenamiento del servicio de transporte privado, que hoy, gracias al “maravilloso invento gubernamental ” los transportistas responden como contramedida con el cobro de un dólar en la modalidad de Taxi Libre, incrementando con esto todavía más, las penalidades económicas a la población que necesita trasladarse. ¿Tendrán que pasar seis décadas más y otras tantas generaciones para que este servicio social tan necesario se ajuste a la realidad nacional?

Aunque el valor social que tiene la crítica, afortunadamente y gracias a Dios, no puede medirse cuantitativamente como la Matemática, más que necesaria, es imprescindible. La razón me la darán, aquellos que lograron beneficiar a toda la población, con su slogan de Campaña: “BAJEN LOS PRECIOS DE INTERNET”. Gracias y solo gracias a ellos, el cobro de la Tarifa por hora ha sido reajustada. Gracias por sus esfuerzos y tenacidad, gracias...

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