lunes, 31 de agosto de 2020

¨A la Imposición, ¡Basta! ¨

 

                                                  ¨A la Imposición, ¡Basta! ¨


Desde hace un determinado tiempo, en este 2020, en los principales diarios oficialistas cubanos, se ha comenzado a difundir la idea, que las personas que no están de acuerdo con determinadas políticas oficiales están ¨confundidas¨, relacionándolas con otros ideales mundiales políticos.

A través de más de un artículo y de más de un autor, como por ejemplo, de Raúl Antonio Capote, Javier Gómez Sánchez y otros… se impone a la ciudadanía que si las personas piensan críticamente hacia la política oficial del gobierno cubano es porque están ¨manipuladas¨ y restan el crédito de que cada individuo tiene el derecho de pensar como mejor entienda y le plazca. Si usted osa pensar ¨diferente¨, aunque parezca risible, es porque usted es un ¨confundido¨.

El pasado miércoles 19 de agosto del 2020, se retoma el tema del feminicio, en el diario oficial nacional, bajo esa misma óptica. Donde se promociona públicamente, que escribir sobre ese tema, por parte de individuos que no forman parte de la política oficial, autorizados para escribir sobre esto, es porque son medios independientes, subvencionados por Agencias americanas. (Algo que no consta a nadie de manera general, porque difundir que toda persona que diserte a través de un medio de prensa independiente, lo hace porque recibe dinero, es soberanamente una gran mentira).

Por lo que se demuestra que es una forma más de manipular minoritariamente la opinión pública sobre una mayoría. El Partido gobernante cubano es el único Partido legal existente. No existe representación alguna de otras corrientes ideológicas y políticas que puedan constituir un contrapeso de puntos de vistas o estándares de opinión.

En ningún país del mundo, mientras exista el hombre podrá expresarse jamás que las opiniones políticas, que es en definitiva lo que mueve y transforma un país, en el transcurso de sesenta años fue y sigue siendo uniforme. Porque no es verdad.

Se promueve así, porque el poder lo permite todo. Pero no es verdad. Como forma de administración de políticas es muy claramente una forma de imposición que destruye la opción lógica y necesaria de la correlación de fuerzas políticas. Que en Cuba se reviste de importancia porque quedan prohibidas por Ley.

Luego entonces, existen personas que reciben dinero por redactar noticias en sitios independientes cubanos, pero no todos lo hacen como pretenden divulgar oficialmente. Es solamente, la intención de minimizar la expresión ciudadana, como fue el caso de la campaña ¨Bajen los precios de Internet¨. Donde todo involucrado, lo hizo ejerciendo su criterio del derecho ciudadano. Algo que en muchas ocasiones se vuelve imperdonable en Cuba, porque la oficialidad lo populariza, de una forma que se observa similar a un pecado ético, ejerciendo presión sobre el individuo.

En ese controversial artículo, acerca del feminicidio en Cuba, se ataca, se ridiculiza y se empequeñece intencionadamente a los autores independientes que han escrito sobre el tema, imponiendo la idea, de que para hablar sobre este fenómeno solamente están facultados los profesionales oficialistas cubanos. Ocultando simultáneamente, el derecho de las personas a la libertad de expresión, ya prevista en la nueva Constitución aprobada recientemente. Pero como muchas cosas en Cuba, puede decirse que se tolera, pero no se les quiere.

Es en estas circunstancias, como se analiza y se trata esta problemática social del feminicidio. A través de la mirada oficialista, se examina como ¨historias reales y dolorosas¨ y no como un fenómeno social. Llega al punto de comparárselas con las estadísticas de otros países, desvirtuando lo sucedido en Cuba y del que no se habla totalmente abierta como noticia en la prensa oficial. Acarreando como consecuencia, que lo hagan otros de forma independiente, apoyados en su derecho a hacerlo.

La columna de este autor, reconoce la estadística cubana del año 2016, con 47 casos, sin embargo, el mismo, cita a la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, que contempló desde la década de los años 90, estos hechos, como un suceso inevitable, propiciado por la insuficiencia de la actuación del Estado. Algo en lo que muchos estarán de acuerdo.

De la misma forma, proyecta la idea de que el logro de las políticas combativas a favor de la protección de la mujer en Cuba, se ha propiciado solo y únicamente …¨ con la articulación presente de la oficialidad con otros actores civiles¨. ¿Será que al pueblo cubano no es capaz de ocurrírsele nada? ¿Solamente a los grandes dirigentes es a los únicos que se les ocurren las grandes soluciones y los cambios necesarios?

¿Podrá creerse esto en el siglo XXI en un país, o es que el caso cubano tiene un tratado Jesucrístico particular que se desconoce?

A Dios gracias, que ya no son tiempos en los que se puede influenciar de la manera en que hizo en los años 70 u 80. Sesenta años de varias generaciones no pasan impunes. Aunque se pretenda demostrar lo contrario. Como dirían otros cubanos, ¨tarde para 2 comidas¨. Si hoy el mundo genera cambios sociales, que conciben deposiciones de políticas legales es precisamente porque las masas son las que desarrollan esos acontecimientos. Sea en Cuba o fuera de ella. Son los pueblos quienes empujan las mutaciones, nunca la acomodada oficialidad.

Y sí, a veces un desarrollo social determinado puede producirse en combinación con lo ¨oficial¨, pero lo que se oculta entre líneas, en la información de este reporte, es que no es obligatorio la ¨combinación¨. No existe Ley para ello. Por esa razón puede verse estas expresiones como una imposición. Que no tiene Ley admitida y que sin embargo, por la suposición que crea, se impone como un hecho.

Con respecto a las políticas oficiales de otros países, no existe medio de comunicación cubano que no critique casi a todas a diario, pero lo que no se informa es que la información periodística que generan las distintas problemáticas de un país, bien puede emitirse desde ¨lo alternativo¨. Porque ese es un derecho individual mundial.

La publicación individual acerca de cualquier problema en la sociedad en que se vive, no es una limosna, ni es un permiso que debe pedirse. Lo que es incorrecto ante la ética y a través de la Ley es una información falsa. Pero el tratamiento público que genera debate de opiniones de cualquier fenómeno nacional es un derecho humano. No es una dádiva que ofrece ningún Estado del mundo. El Estado de hecho es minoritario en su composición.

Aunque se trate de distorsionar esa realidad en Cuba, y se difunda que los que se atreven a opinar ¨diferente¨, es porque pretenden ¨confundir¨ al resto de la población, es importante reconocer en esta acción una forma de imposición. Son demasiados años y demasiadas generaciones las que han aceptado esta imposición y otras tantas.

Pero en la actualidad, después de miles de justificaciones acerca del enemigo principal: Estados Unidos y otros países, ya la mayoría no acepta las justificaciones viles que comienzan a irse acabando, lo negativo es que ante el avance del desarrollo humano comienzan a fraguarse otras excusas. 

Si se tiene en cuenta, que contra las masas nadie puede, similar al proverbio popular, también podría decirse, que no hay Imposición que dure 100 años ni pueblo que lo resista. Por eso, a la Imposición, ¡basta! ¡Por favor, basta! Cada persona tiene el derecho de pensar y de expresarse como le parezca. El permiso no lo otorga, ni lo otorgará nunca ningún tipo de gobierno. Es un derecho humano. ¿Puede negarse?

 

 

 

 

 

 

 


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