¨A la Imposición, ¡Basta! ¨
Desde
hace un determinado tiempo, en este 2020, en los principales diarios
oficialistas cubanos, se ha comenzado a difundir la idea, que las personas que
no están de acuerdo con determinadas políticas oficiales están ¨confundidas¨,
relacionándolas con otros ideales mundiales políticos.
A
través de más de un artículo y de más de un autor, como por ejemplo, de Raúl
Antonio Capote, Javier Gómez Sánchez y otros… se impone a la ciudadanía que si
las personas piensan críticamente hacia la política oficial del gobierno cubano
es porque están ¨manipuladas¨ y restan el crédito de que cada individuo tiene
el derecho de pensar como mejor entienda y le plazca. Si usted osa pensar
¨diferente¨, aunque parezca risible, es porque usted es un ¨confundido¨.
El
pasado miércoles 19 de agosto del 2020, se retoma el tema del feminicio, en el
diario oficial nacional, bajo esa misma óptica. Donde se promociona públicamente,
que escribir sobre ese tema, por parte de individuos que no forman parte de la
política oficial, autorizados para escribir sobre esto, es porque son medios
independientes, subvencionados por Agencias americanas. (Algo que no consta a
nadie de manera general, porque difundir que toda persona que diserte a través
de un medio de prensa independiente, lo hace porque recibe dinero, es
soberanamente una gran mentira).
Por lo
que se demuestra que es una forma más de manipular minoritariamente la opinión
pública sobre una mayoría. El Partido gobernante cubano es el único Partido
legal existente. No existe representación alguna de otras corrientes
ideológicas y políticas que puedan constituir un contrapeso de puntos de vistas
o estándares de opinión.
En
ningún país del mundo, mientras exista el hombre podrá expresarse jamás que las
opiniones políticas, que es en definitiva lo que mueve y transforma un país, en
el transcurso de sesenta años fue y sigue siendo uniforme. Porque no es verdad.
Se
promueve así, porque el poder lo permite todo. Pero no es verdad. Como forma de
administración de políticas es muy claramente una forma de imposición que
destruye la opción lógica y necesaria de la correlación de fuerzas políticas. Que
en Cuba se reviste de importancia porque quedan prohibidas por Ley.
Luego
entonces, existen personas que reciben dinero por redactar noticias en sitios
independientes cubanos, pero no todos lo hacen como pretenden divulgar
oficialmente. Es solamente, la intención de minimizar la expresión ciudadana,
como fue el caso de la campaña ¨Bajen los precios de Internet¨. Donde todo
involucrado, lo hizo ejerciendo su criterio del derecho ciudadano. Algo que en
muchas ocasiones se vuelve imperdonable en Cuba, porque la oficialidad lo
populariza, de una forma que se observa similar a un pecado ético, ejerciendo
presión sobre el individuo.
En ese
controversial artículo, acerca del feminicidio en Cuba, se ataca, se ridiculiza
y se empequeñece intencionadamente a los autores independientes que han escrito
sobre el tema, imponiendo la idea, de que para hablar sobre este fenómeno
solamente están facultados los profesionales oficialistas cubanos. Ocultando
simultáneamente, el derecho de las personas a la libertad de expresión, ya
prevista en la nueva Constitución aprobada recientemente. Pero como muchas
cosas en Cuba, puede decirse que se tolera, pero no se les quiere.
Es en
estas circunstancias, como se analiza y se trata esta problemática social del
feminicidio. A través de la mirada oficialista, se examina como ¨historias
reales y dolorosas¨ y no como un fenómeno social. Llega al punto de comparárselas
con las estadísticas de otros países, desvirtuando lo sucedido en Cuba y del
que no se habla totalmente abierta como noticia en la prensa oficial.
Acarreando como consecuencia, que lo hagan otros de forma independiente,
apoyados en su derecho a hacerlo.
La
columna de este autor, reconoce la estadística cubana del año 2016, con 47
casos, sin embargo, el mismo, cita a la antropóloga mexicana Marcela Lagarde,
que contempló desde la década de los años 90, estos hechos, como un suceso
inevitable, propiciado por la insuficiencia de la actuación del Estado. Algo en
lo que muchos estarán de acuerdo.
De la
misma forma, proyecta la idea de que el logro de las políticas combativas a
favor de la protección de la mujer en Cuba, se ha propiciado solo y únicamente
…¨ con la articulación presente de la oficialidad con otros actores civiles¨.
¿Será que al pueblo cubano no es capaz de ocurrírsele nada? ¿Solamente a los
grandes dirigentes es a los únicos que se les ocurren las grandes soluciones y
los cambios necesarios?
¿Podrá
creerse esto en el siglo XXI en un país, o es que el caso cubano tiene un
tratado Jesucrístico particular que se desconoce?
A Dios
gracias, que ya no son tiempos en los que se puede influenciar de la manera en
que hizo en los años 70 u 80. Sesenta años de varias generaciones no pasan
impunes. Aunque se pretenda demostrar lo contrario. Como dirían otros cubanos,
¨tarde para 2 comidas¨. Si hoy el mundo genera cambios sociales, que conciben deposiciones
de políticas legales es precisamente porque las masas son las que desarrollan
esos acontecimientos. Sea en Cuba o fuera de ella. Son los pueblos quienes
empujan las mutaciones, nunca la acomodada oficialidad.
Y sí,
a veces un desarrollo social determinado puede producirse en combinación con lo
¨oficial¨, pero lo que se oculta entre líneas, en la información de este
reporte, es que no es obligatorio la ¨combinación¨. No existe Ley para ello.
Por esa razón puede verse estas expresiones como una imposición. Que no tiene
Ley admitida y que sin embargo, por la suposición que crea, se impone como un
hecho.
Con
respecto a las políticas oficiales de otros países, no existe medio de
comunicación cubano que no critique casi a todas a diario, pero lo que no se
informa es que la información periodística que generan las distintas
problemáticas de un país, bien puede emitirse desde ¨lo alternativo¨. Porque
ese es un derecho individual mundial.
La
publicación individual acerca de cualquier problema en la sociedad en que se
vive, no es una limosna, ni es un permiso que debe pedirse. Lo que es
incorrecto ante la ética y a través de la Ley es una información falsa. Pero el
tratamiento público que genera debate de opiniones de cualquier fenómeno
nacional es un derecho humano. No es una dádiva que ofrece ningún Estado del
mundo. El Estado de hecho es minoritario en su composición.
Aunque
se trate de distorsionar esa realidad en Cuba, y se difunda que los que se
atreven a opinar ¨diferente¨, es porque pretenden ¨confundir¨ al resto de la
población, es importante reconocer en esta acción una forma de imposición. Son
demasiados años y demasiadas generaciones las que han aceptado esta imposición
y otras tantas.
Pero
en la actualidad, después de miles de justificaciones acerca del enemigo
principal: Estados Unidos y otros países, ya la mayoría no acepta las
justificaciones viles que comienzan a irse acabando, lo negativo es que ante el
avance del desarrollo humano comienzan a fraguarse otras excusas.
Si se
tiene en cuenta, que contra las masas nadie puede, similar al proverbio
popular, también podría decirse, que no hay Imposición que dure 100 años ni
pueblo que lo resista. Por eso, a la Imposición, ¡basta! ¡Por favor, basta!
Cada persona tiene el derecho de pensar y de expresarse como le parezca. El
permiso no lo otorga, ni lo otorgará nunca ningún tipo de gobierno. Es un
derecho humano. ¿Puede negarse?