¨La necesidad del agua¨
El agua, como preciado líquido para
vivir, es motivo de discordia en muchas partes del planeta. El capitalino
barrio del Vedado en Ciudad de la Habana no es una excepción.
Lázaro Oscar Fernández Lavastida,
vecino de la calle 4 # 504 % 21 y 23, en
la barriada del Vedado, y Presidente de la organización disidente Fundación Pro
Derechos Constitucionales ha participado en el diálogo comunitario de estos
vecinos residentes, con el objeto de llegar a un acuerdo que logre el sellaje
de la cisterna que se discute, y obtener el logro de su funcionamiento para el
éxito de su uso colectivo.
Sin embargo, el acuerdo no se ha
podido concertar. Ya que los vecinos de la Planta Baja, otro conocido como “el
profesor Armandito”, la Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas del
lugar y algunos más, se niegan bajos
argumentos egoístas, sin justificación sobre la administración de la misma. De
esta situación tienen conocimiento diferentes funcionarios del Estado, pues el
problema creado no es nuevo. Y no se ha encontrado una solución al respecto
hasta ahora.
Ante la necesidad y la importancia
que tiene la utilización del agua, como elemento primordial, en todas las
viviendas en cualquier parte del mundo, se vuelve extremadamente necesario la
solución de esta situación discordante por parte de las autoridades
gubernamentales.
La negativa específica de estos vecinos
a sellar la cisterna ha traído como consecuencia el impedimento de su actividad
para el uso colectivo de la misma. En la forma que se usa hoy por hoy resulta
de poca usanza, ya que no está higiénicamente acondicionada para el factor
humano.
Al encontrarse destapada ofrece la posibilidad
de que indolentemente introduzcan cualquier objeto para extraer agua, sin las
condiciones higiénicas previas que se necesitan, sirviendo de lugar de juegos a
niños y jóvenes, y otro tipo de actividades que no se corresponden con esta
diligencia. Al no estar tapada, en un país tropical como este brinda
condiciones para el engendro de vectores, que tanto daño hace al hombre en
materias de epidemia, volviendo en
inadmisible su manejo.
Sin la participación de las
autoridades competentes este caso no podrá resolverse y los principales
afectados no tendrán oportunidad de determinar por sí solos sobre el tema.
Faltaría la voluntad gubernamental para solucionarlo.
Este tipo de escenario social no es
el único en el país, pero debido a que la herramienta principal que puede
solucionar esta situación se encuentra en la decisión de las autoridades, bien
vale la pena la exposición de esta denuncia. Un arbitraje judicial podría
disponer que el sello de la cisterna fuera impuesto, solucionando este
conflicto residencial.
Lázaro Oscar Fernández Lavastida,
como residente de esta comunidad se ha esforzado en la solución de este
conflicto, de una forma meticulosa, sin embargo, al igual que otros no ha encontrado
éxito. Las molestias causadas al resto de la comunidad siguen en erosión y
avance. ¿Quién tendrá la última palabra para la solución de esta discrepancia
social?
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lejos, nunca acercándose a la mesa, posición que no se observa así en otros
centros turísticos, conglomerados y complejos como este, ni en ningún otra
parte, tan siquiera en ofertas de servicios en moneda nacional, donde el nivel
cultural de los dependientes es mucho más bajo) con mímica, que todavía no
estaba.
Pero en una forma que demostraba chusmería y marginalidad sin
ningún tipo de vergüenza en su cara, como una persona que quiere dar a
demostrar que es amigote de los clientes y que quiere hacer oídos sordos,
pidiéndote que no le molesten más.
En otras ocasiones otras personas de la mesa le preguntaban por el servicio que
faltaba, ante la demora sin solución que se había presentado y él respondía
desde lejos que todavía, pero en este caso, cuando se para en la puerta de la
cocina, la que le pregunta es la redacta esta denuncia y me responde por señas
que me esperara, con una confianza sin precedentes, con gestos que dada a
entender que al parecer yo debía de hacerme idea de que él me conocía del solar
de ¨La California¨.
Inmediatamente, sin temor de ningún tipo me dispuse a ir
hasta donde él se encontraba, para preguntarle si el complejo turístico era de
su propiedad privada o una empresa del Estado cubano. Pero las personas del
grupo donde yo me encontraba no quisieron que eso sucediera. Por tanto me quedé
en mi lugar, muy dolidamente, pues no entendía el porqué ese tipo de situación
había que soportarla, provocando la total libertad de que ocurriera nuevamente
con otra persona, pues indudablemente
causaba impunidad. No obstante, me quedé en mi lugar y jamás se le
reclamó por aquel hecho.
Cuando victoriosamente estuvo listo el plato del pollo, (pues
hay que mirarlo de esa forma, no he visto en otros establecimientos en divisa
una demora semejante, estando provistos de recursos superiores a los de un
ciudadano común) se le vió dirigirse hacia otra mesa, que originalmente a la
hora de entrada de la instalación no
tenía más de seis personas, y que con el transcurso del día habían aumentado en
número. Y ya su pedido de solicitud del plato era de doce.
En virtud de que en más de una ocasión se le preguntó si ya
estaba listo el plato, es de suponer que atendería el primer pedido y no el
último. Incluso el pedido del plato del pollo para la primera mesa era solo de
dos comensales, pudiendo haber intercalado los dos platos, si acaso estuviera
muriendo por servir a la otra mesa.
Nadie cuestionó sus motivos para esa preferencia en ese
momento, simplemente se le reclamó el servicio de los únicos dos platos que
faltaban.
Al pasar a una distancia corta, a no más de cuatro metros con
precisión, en su trayecto de servir los doce platos a la otra mesa, (haciendo
oídos sordos al largo tiempo de espera y reclamación de la mesa anterior), la
que redacta este escrito aprovechó para recordarle que la estancia en este tipo
de instalación no es gratuita, inclusive es una de las más caras dentro del
municipio, pero tampoco se consiguió atención de su parte. Continuó su camino,
de una manera sorprendente, para este tipo de trabajo en este tipo de lugar.
A tal grado llegó su indiferencia, que los ciudadanos
americanos no entendieron su proceder, a pesar de que hasta el momento no
habían presentado queja alguna formal, el de origen cubano( que es el que podía
comunicarse en español) le reclamó de lejos.
A sus reclamos este empleado se molestó y se
acercó entonces gritándole de una manera intimidatoria ¨…que no le alzara la voz ¨, a pesar de que
los llamados que se le hacían todos eran larga distancia, pues él no se
acercaba mientras demoró la confección del plato del pollo ni durante su
servicio a la mesa próxima.
La violencia que engendró en su
empeño en intimidar provocó la intervención del grupo familiar de una forma
tumultuaria, no llegando a la agresión por obra y gracia de la vida, pues
estuvo muy cerca, con la consecuente realidad que hubiese sido la denuncia
diplomática de la agresión hacia un ciudadano de otro país.
Realmente no ocurrió porque vale
la pena destacar la actitud asumida por
otros trabajadores del local y de la familia del muchacho, que enseguida se
interpuso como escudo, entre el mismo y el gastronómico.
De los trabajadores que
intervinieron no se tiene la más mínima queja, pues en todo momento la persona
que al parecer poseía más rango trató de llamar al orden y la paz de una manera
profesional, que difiere en extremo del dependiente, ya que no hay excusa ni
razón para agredir a un turista de esa manera, ignorando sobre todo las leyes
del mercado turístico en cuanto a que ¨EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN.¨
El trabajador tuvo posibilidad en
todo momento de disfrazar cualquier incapacidad laboral de su parte o del resto
de su colectivo o de cualquier otra cosa afín a su contenido de trabajo.
Inclusive hasta de los mismos clientes si se hubiera dado el caso.
Este dependiente evidentemente no
tiene la capacidad mental que se requiere, ni el nivel cultural que se supone
deba exigirse para cualquier tipo de eventualidad que pueda presentarse en un
momento dado, en circunstancias diferentes, a pesar de que no se ve un
trabajador novato, recién graduado, donde tendría mucho que aprender. Su edad
puede oscilar muy bien en los cuarenta años, donde debe de estar preparado para
lidiar con cualquier circunstancia de trabajo, ya sea suya o ajena.
Estos hechos están siendo
denunciados en este momento con publicidad mundial, con el objetivo de que
otras personas no pasen por lo mismo,
sino se tomaran medidas administrativas con el mismo.
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