¨Periodistas encarcelados en la
Myanmar de los Rohingyas ¨
En la Birmania de ayer y la Myanmar de hoy se encuentran
encarcelados los reporteros de Reuters Wa
Lone y Kyaw Soe Oo, desde el 10 de enero del 2018, bajo la antigua Ley de
Secretos Oficiales, creada durante el imperio colonial británico.
Condenados realmente por destapar la ¨limpieza étnica¨,
practicada por el alto mando militar de Myanmar, Wa Lone y Kyaw Soe reportaron
la aparición de una fosa común, para 10 cadáveres, en la comunidad budista de
Rakhine en Inn Din, donde fue evidenciada con dos imágenes, tomadas por
residentes de esa región, antes de la matanza.
Los ataques de ESRA (el grupo insurgente Rohingya)
indudablemente no pueden ser justificados, pero el asesinato de civiles es y seguirá
siendo un genocidio. Wa Lone y Kya Soe estaban dispuestos a revelarlo todo.
PEN América, como grupo social ha galardonado a los dos periodistas,
al Premio Libertad para Escribir 2018, pero esto no es suficiente.
La crónica también de la quema de casas y aldeas de la minoría
Rohingya ha sido escalofriante. Así como también las declaraciones de autoridades
religiosas birmanas, como por ejemplo: U Jotika, el Abad del Monasterio de Ooyinm,
que ha señalado de forma penosa y desvergonzada que ¨… los Rohingyas restan
recursos a la población autóctona de Myanmar¨.
Ante el nuevo éxodo de los Rohingyas, (que se cuentan por
millares) hacia el vecino Bangladesh, con el terror de ser asesinados, la
Comunidad Internacional levantó su voz y surgen las críticas hacia Aung San Suu
Kyi, ¨La Dama de Rangún¨, que en el año 1991 ganó el galardón del Premio Nobel,
por su lucha a favor de la democracia en Myanmar, con su Partido La Liga
Nacional Pro democracia.
Posterior al 2010, su confinamiento en solitario en su casa
dejó de ser efectivo, convirtiéndose en la Consejera de Estado, tras las
elecciones generales del 2015. O sea en marzo del 2016. Ahora resiste las críticas
de otros Nobels, como Desmond Tutu y el Dalai Lama: Tenzin Gyatso, en cuanto a
su demora por tomar partido en tan delicado asunto. Aung San Suu, en su
discurso, que tardó 3 semanas en ofrecerlo, no abordó las cuestiones relativas
al caso con transparencia.
Tampoco el movimiento nacional budista conocido como 969 ha
tenido una actitud pacífica y analítica relacionada con los Rohingyas. Si una
minoría se encuentra asentada en un país durante siglos, no tiene sentido que
desde 1992 no tengan derecho a la ciudadanía, ni a los servicios de salud o
educación. Cuando desde el punto de vista gubernamental se les restringen esos
derechos, se les obliga de una manera solapada a cometer todo tipo de
ilegalidades. Decretarlos como inmigrantes bengalíes después de tantos años, es
tratarlos con rechazo y discriminación.
La necesidad y el derecho a las noticias fue el precio que
pagaron estos dos reporteros. Revelar
parte de esta matanza colectiva fue su compromiso con el mundo. El
silenciamiento y el castigo del gobierno es un empeño en ocultar los hechos. Es
una maldad su confinamiento. No tiene otro nombre.
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