El colaborador Luis Antonio Rodríguez Isasi en la vía pública.
jueves, 17 de septiembre de 2015
martes, 18 de agosto de 2015
La disidencia social dentro del movimiento
clerical en todos los tiempos del hombre se sustenta como una disidencia por
amor. Una disidencia amorosa, por amor a su pueblo, a su prójimo, a la congregación
nacional… una inconformidad ante los problemas apremiantes.
No se concibe un proceso benéfico general
edificante, como un proyecto nacional, sin una pluridad de voces como
alternativa social de fuerza de choque.
Cuando una revolución se empeña en no tener una oposición, pude
considerarse que lo que queda es represión. La imposición de conciencias es una
consecuencia y la radicalización de las posturas oficiales originan el
levantamiento muchas veces de las religiones.
Como ejemplos evidentes en la vida cubana
actual se pueden citar al párroco José Conrado y al Pastor Manuel Alberto Morejón.
Ambos se erigen paradigmas
jesucrísticos. Ambos se levantan ante el abuso, la arbitrariedad y la
injusticia oficial en muchas áreas de la sociedad. Ellos se esfuerzan en
mostrar el rostro de Dios con coraje y valentía, y por convicción combaten por
ese legado.
Esta disidencia cristiana no es algo nuevo.
Martin Luther King marcó una pauta en la era moderna y contemporánea. Voces
teológicas se enaltecen y declaran la legalidad hipócrita y demagoga cuando no
se observa vialidad a un proyecto nacional.
Consagrados a su ministerio como lo ha sido
Ernesto Cardenal en Nicaragua, teorizan que disidencia social es poder decir la
verdad ante una deformación de la filosofía oficial cuando esta afecta el
desenvolvimiento del bienestar natural y nativo del propio país.
Países como Cuba o China exponen este tipo de
disidencia como una interpretación de amenaza al gobierno dominante. La
imposición gubernamental de perpetuarse en el sistema político de poder
escogido, no tolera la desconformidad pública de estos líderes. Y el arresto de
Pastores y Ministros protestantes evidencia en Cuba esta situación
contemporánea. En China el acoso y la detención sistemática a los monjes
tibetanos no es diferente en cuanto a esta cuestión. La arbitrariedad, la
injusticia y el abuso conforman también el espectro social.
Exponer a estos guías como enemigos de la
verdad y la ortodoxia, acusándoles de ser la causa de todos los males de la
sociedad carece de sentido cuando tantos proyectos políticos prometidos
fracasaron. Y el discurso apologético continúa
sin resolver el desarrollo del país después de cincuenta años …
La consagración cristiana evalúa el orden de
las cosas en un acto de lealtad religiosa a la sociedad civil, siendo
consecuente con el modelo disidente de Jesús, que se opuso al poder oficial de
la época, negándose a convivir con la
mentira, la farsa y la apariencia. La elección jesucrística siempre fue con el
pueblo y para el pueblo. Su oposición a fomentar la intolerancia social fue
algo que instruyó firmemente y dejó como legado. En consecuencia, otros líderes
religiosos como los Rabinos Liberales enunciaron posteriormente la repulsa a la
intransigencia y la obcecación al prójimo de una manera sólida y concreta.
Jesucrísticamente la libertad de palabra
concedida al hombre hace perder el miedo a cualquier cristiano. Cuestionar la
posición social de un líder religioso, presentándolo como ¨subversivo y mercenario¨ carece de
credibilidad internacional y pública, porque sus pronunciamientos en defensa de
los derechos humanos en su propio país y en sus congregaciones se justifican
que son válidos. Aunque definitivamente los gobiernos impuestos por el hombre
jamás tendrán poder ante la religión.
“ El legado de
Gandhi ”
La idea de la guerra de clases fue algo que
nunca atrajo a Gandhi. Rechazó por
completo que la explotación del pobre se terminase por la destrucción de unos
cuantos millonarios. Para Mahatma el capital en sí mismo no es un mal. Es algo
necesario.
Su incitación a la lucha pacífica y sin
violencia también conquistó el corazón de Martin Luther King, cuando escogió
también este método en su defensa por los derechos civiles.
El concepto de democracia Gandhiano consiste en
la posibilidad de igualdad de oportunidades sociales. Su énfasis auténtico es
la propuesta de que se logre a través de la no violencia. Y así lo entendió
también para la federación de naciones mundiales. En su discurso declara
vergonzoso la imposición de una conducta hacia la colectividad que afecte la
libertad de conciencia de cada uno. Para esto encontró Mahatma más de un
seguidor en esta teoría de perspectiva.
La Ley y el capricho no son similares en sus
acciones, labores y operaciones. Es un soberano disparate regir a una multitud
y al desenvolvimiento de la misma, con esos objetivos en concreto. Cuando un
individuo actúa contra el dictado de su conciencia debido a la coección de
alguna Ley, esta persona carecerá de voz interior que lo sostenga, guíe y cuide
de su integridad. Ya que la Ley de la minoría no cuenta en materia de
conciencia.
En una democracia, el prejuicio, la ignorancia
y la duda se debaten en el caos
inevitablemente. Porque el individuo en
el liberalismo democrático defiende su libertad, la de su patria y la del
género humano valiéndose de medios exclusivamente pacíficos. “… Nadie pierde su libertad, sino por su
propia debilidad” (Gandhi en su obra El arte de la no violencia).
Otro líder mundial como Nelson Mandela también
abogó por el arte de la no violencia. Dentro de la contemporaneidad política
luchó de igual manera a través de la firme posición de sus ideas.
En Cuba, un parque urbano lleva su nombre, en
una barriada del municipio Playa de Ciudad de la Habana. En la manzana próxima
a la Iglesia de Santa Rita de Acasia. Personificada como la abogada de las
causas imposibles. En él se congregan
cada domingo las integrantes del movimiento cívico femenino cubano conocido
como Las Damas de Blanco. Su alimento espiritual es tomado en la Iglesia de
Santa Rita.
Lo que es válido para las personas, es válido para
las naciones. Aunque Gandhi planteó que el débil nunca puede perdonar,
atribuyendo esto a un atributo de los fuertes, habría que preguntarles a estas
mujeres si algún día podrán hacerlo, a pesar de los tantos maltratos físicos y
espirituales que han sufrido por causa de sus reclamos sociales y personales.
La libertad se conquista con el sacrificio de
la verdad, según la teoría Gandhiana, pero esa verdad en la actual sociedad
cubana no se puede decir que extraiga lo más noble de la humanidad en sus gobernantes,
que envían fuerza superior y militar a maltratar, ultrajar y encarcelar a las
valientes integrantes de este movimiento
femenino, que no tienen más armas que sus propios reclamos y denuncias.
Estos actos y manifestaciones son algo normal
en cualquier país del mundo. El valor espiritual y su legítima defensa a su
libertad de expresión, regulada en Las Naciones Unidas, como derechos humanos, son
las causas que las conducen de manera metódica a la cárcel, por su decisión de
no callar.
Alzar sus voces para disentir de la política
oficial las convierte en delincuentes y mercenarias, según las declaraciones
gubernamentales en sus medios de prensa oficiales.
No obstante, Gandhi y otros hombres profetas de
la humanidad han reconocido su igualdad en cuanto a la validez de su réplicas,
prédicas y llamadas. En su tesis manifestó que si hubiera nacido mujer se
habría revelado contra cualquier opresión, porque para él si la no violencia
fuera la Ley del futuro, el existir perteneciera a la mujer.
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