El
Precio de la Crítica
Ejercer
la crítica social es un derecho ciudadano, que existe en todos los
países del mundo, absolutamente en todos. En Cuba, existía, y ahora
acaba de validarse este ejercicio a través de la recién renovada
Constitución cubana. Sin embargo, a pesar de incluirse como un
derecho social y humano, para quien lo desarrolle en la actualidad
tiene un precio a pagar por ello. Esos es el precio del riesgo
personal, pues los organismos de seguridad nacional ficharán
inmediatamente a esta persona como un objetivo.
La
crítica social no es un fenómeno cubano. Ni tan siquiera es una
actividad nueva en Cuba. Por citar un solo nombre, cabe mencionar al
polemista y crítico pensador cubano José Antonio Saco, en la
centuria del 1800, con una postura inclaudicable ante el Gobierno
español de la época.
El
transcurso del tiempo no invalida las actividades sociales. Y la
crítica no caduca nunca, mientras exista el hombre. La sociedad
actual permite el desarrollo de la misma, contraponiéndose en sí a
las restricciones a este derecho. Ya que ningún gobierno
administrativo del mundo, en ningún país, tiene la posibilidad de
eregirse políticamente como el “SÚPERPERFECTO”. Esa condición
no existe.
¿Qué
gobierno legal, (legítimo o no) establecido en un país cualquiera
es al que no se le puede criticar? ¿Qué Ley lo fundamenta? Todavía
no existe uno con Tratado Jesucrístico sobre el tema en cuestión.
En
otros países esto es algo normal. Pero en la Cuba contemporánea, la
persona que critique a través de los medios de comunicación corre
el riesgo personal de que se le criminalice. El individuo es citado a
declarar, por los órganos militares del Estado cubano, a la
Estación de la Policía cada cierto tiempo.
No
importa que la persona no tenga vínculos con posiciones disidentes.
Lo que importa es que critica y el mero hecho de hacerlo públicamente
lo convierte en un objetivo militar. Que trae como consecuencia la
intervención del teléfono personal.
Cuando
se cita a un autor crítico a declarar y se le expone a la espera de
esa Cita desde aproximadamente las 10.25am hasta una media de las
3pm, se le reprime y se le avasalla su derecho a valorar de forma
personal las políticas públicas de su país. Aunque no se maltrate
a la persona físicamente, esto es una forma de maltrato establecida
y permitida. En todos los países existen los organismos militares
que controlan su ciudadanía, pero la impunidad no puede ser una
justificación y una acción que la sociedad tenga que permitir,
porque debe suponerse que nada ni nadie puede sentirse por encima de
la Ley. Se supone… no siempre es así.
Luego
entonces, oficialmente, esta situación creó un marco de
normalización para épocas pasadas, de antes del proceso
revolucionario, ¿porqué ahora no puede ser igual o mejor? ¿Basado
en qué imposición se pretende restringirla?
Todos
los procesos sociales le atañen al hombre por derecho propio. Esto
es algo que se escapa de las manos de cualquier sistema
administrativo, convirtiendo la acción represora en algo sin
sentido. Ya que mushísimas personas lo hacen, aunque no
necesariamente lo hagan público a través de medios
comunicacionales.
En
los medios de transporte colectivo, en los mercados públicos, en
cualquier lugar de afluencia masiva, esto puede evidenciarse. El
cubano ya no tiene temor de expresarse críticamente, aunque muchos
no lo hagan en la palestra pública, por temor. La forma caótica en
que se desenvuelve la sociedad actual, origina el desarrollo de una
crítica que en mayor o menor escala, encuentra oído en el resto de
la población. Porque
la
carestía material puede ser justificada perfectamente con el bloqueo
americano, pero ¿y la ineficiencia de los servicios sociales con qué
se justifica?
Lamentablemente,
ya no quedan excusas en seis décadas transcurridas para la gestión
de una estrategia en las políticas públicas que logren alcanzar la
satisfacción ciudadana y el éxito propuesto. Como lo es por
ejemplo, el ordenamiento del servicio de transporte privado, que hoy,
gracias al “maravilloso invento gubernamental ” los
transportistas responden como contramedida con el cobro de un dólar
en la modalidad de Taxi Libre, incrementando con esto todavía más,
las penalidades económicas a la población que necesita
trasladarse. ¿Tendrán que pasar seis décadas más y otras tantas
generaciones para que este servicio social tan necesario se ajuste a
la realidad nacional?
Aunque
el valor social que tiene la crítica, afortunadamente y gracias a
Dios, no puede medirse cuantitativamente como la Matemática, más
que necesaria, es imprescindible. La razón me la darán, aquellos
que lograron beneficiar a toda la población, con su slogan de
Campaña: “BAJEN LOS PRECIOS DE INTERNET”. Gracias y solo gracias
a ellos, el cobro de la Tarifa por hora ha sido reajustada. Gracias
por sus esfuerzos y tenacidad, gracias...
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