lunes, 6 de abril de 2015
martes, 20 de enero de 2015
¨Reparador de celulares o Estafador de celulares¨
De los múltiples casos de estafa que se dan en
Cuba, a mí de manera particular no me había tocado uno de manera tan mañosa. En
el mes diciembre del 2014, pasado el día 15, me dirigí a un supuesto taller de
reparación celulares que se encuentra en la calle 44 entre las calles 29 y 31
del municipio Playa. Frente a la parada de ómnibus que tiene la ruta P-4 en su trayectoria
hacia la Habana Vieja.
En la casa particular donde se encuentra el mismo, reza un cartel publicitario, que expresa ¨Moya 05-2890233¨. Que yo no presté atención en el momento en que llegué. Puesto que yo llevaba referencias de otra persona que había tomado el servicio y dado que su teléfono no se pudo reparar, inocentemente creyó en la imagen de un buen servicio.
Al llegar, le entregué el teléfono que yo llevaba al reparador alrededor de las 10.50am, explicándole que me lo había regalado una persona que tenía fecha de salida al exterior, pero que aún estaba en Cuba. Y que el teléfono funcionaba, pero tenía bajo color en la pantalla y que de momento se había apagado antes de yo llegar.
Le quitó la tapa que trae el teléfono, retiró la batería y la puso a medir en su equipo de trabajo. Como no ofreció explicaciones del resultado de la medición de la misma, yo presumí que estaría baja de carga, ya que extrajo otra de color amarillo de una de sus gavetas de trabajo (no es difícil observarlo, ya que el cliente puede ver sus instrumentos desde el portal de dicho lugar), y la colocó a cargar en el dispositivo que se coloca en el tomacorriente. Haciendo tiempo para la carga energética que debía coger la batería, sosteníamos una conversación, donde yo le muestro que poseía otras baterías sin utilizar. Y todas eran de color blanco y negro. Eran posesiones de otra persona que yo adquirí después, pero todas en buen estado técnico.
No explicó por qué, pero salió de su local de trabajo, hacia el portal de la misma casa rentora y continuó conversando conmigo, acerca de un viaje que yo había realizado hacía días a la República de Trinidad y Tobago, donde yo le explicaba algunos pormenores sobre el tipo de viaje que se realiza allí. El salió y entró varias veces a su local, verificando que tomara la carga necesaria la batería suya en el cargador. Imaginando yo que para probarla después en mi teléfono, con el objeto de verificar si era ese el problema del apagamiento que había tenido ese día. Mientras permanecí todo ese tiempo de pie, en el portal de dicha casa.
Hasta que al fin, pasada la 1pm, retiró su batería del cargador y me muestra el teléfono encendido, aunque no precisó sobre los colores del mismo. Y yo solo llevaba 8 dólares. No sabía cuanto me iba a cobrar por el servicio si me realizaba un cambio de pantalla, por lo que elegí regresar otro día para eso y llevar otro teléfono nuevo Samsung, que también poseía, con batería de repuesto y que no encendía aunque era nuevo. Pero ese yo no lo había llevado, esperando ver la calidad del servicio que se ofrecía allí, para poder confiar en la garantía y calidad del mismo.
Cuando me lo muestra encendido ya, para que yo lo comprobara, le había cerrado ya la tapa del mismo. Le pregunto cuánto dinero debía pagarle por el servicio y me contestó que un dólar, ya que no había hecho ningún trabajo mecánico, solo me había puesto a cargar la misma batería que yo traía. Yo no sospeché nada en ese momento, porque hubiera tenido que abrirlo para poder darme cuenta del cambio que operó.
Como yo poseía otra batería más pequeña sin utilizar, que no era compatible con ninguno de los 2 teléfonos que yo poseía, le pregunté si deseaba que yo le dejara una batería o le pagara el dólar en cuestión. Lógicamente eligio la batería.
Me retiré del lugar pasada la 1pm. Y llegué a mi casa en el horario de la mediatarde. Pero a pesar de que funcionaba, le faltaba el arreglo de los colores. Yo sabía que tenía 20 dólares por cobrar en la Agencia Western Union y 20 más a nombre de mi padre, que también los fideicomiso yo, desde el día 9/12/2014. Por lo que podía regresar a arreglar ese problema. Ese dinero fue cobrado a través de la operadora número 312, posteriormente.
Pero no obstante, quise serciorarme del trabajo realizado y con herramientas destapé el teléfono, llevándome una sorpresa bien desagradable. Ya no era un horario para yo regresar a dicho taller. Corría el riesgo de llegar de noche, en un horario en que el reparador ya no estuviera y a primera hora de la mañana me personé en el lugar, con vista a arreglar el asunto y que no existiera pérdida de tiempo para la reclamación. Que vale tanto para negocios privados como para estatales.
Llegué allí alrededor de las 8.50am. El reparador no se encontraba en su taller y me dirigí al otro trabajador cuentapropista, que también renta el lugar y se oficia en rellenar fosforeras. Me atendió muy correctamente. Me explicó que en el cartel publicitario de afuera del portal de la casa se encontraba el número telefónico del celular del reparador. Y que el mismo no iría a trabajar ese día ya que su esposa se encontraba en Maternidad para parir.
Con al menos un teléfono donde localizarlo, tenía posibilidades de recuperar mi batería, que además de que se veía más nueva que la otra, en definitiva era la mía. En esas condiciones salí de allí y me dirigí al teléfono público de la acera del frente. Pero el servicio de ETECSA expresaba que se encontraba fuera de servicio. Y continué para mi casa, con el objetivo de poder insistir. Hasta que en efecto a las 3pm aproximadamente pude comunicar y él no pudo desmentir dicho problema. Solo se limitó a decirme que regresara al otro día. Esa llamada se encuentra registrada en el servicio de mi teléfono si se investigara y a su vez en el teléfono de él.
Al día siguiente me volví a presentar en el lugar. El no asistió a dar lugar a la reclamación. Ni tampoco llamó por teléfono allí, para dar ningún tipo de excusa para atenderme otro día. En el lugar existe teléfono. El tiene celular, y además yo me quedé esperando por espacio de una hora con el objeto de que si él se ocupaba del asunto yo poder saber el día en que podía regresar. Volví a regresar otra vez más y tampoco él dejó noticias con el reparador de fosforeras, ni con nadie en el lugar para mí. A pesar de que me podía llamar por teléfono, porque él día que yo le llamé le expliqué que llamaba desde mi casa, después de haberme dirigido allí y no haberlo encontrado. Yo no quería que pasara el tiempo para presentarle la queja. Es por eso que no llegó a 24 horas cuando yo ya estaba de vuelta allí, sin encontrarlo.
Es un servicio que ya él había cobrado y que como cuentapropista debía resolver. Pero yo también no podía permitir que pasara el tiempo sin asistir.
No obstante de haber ido esas dos veces y de ser atendida por el otro cuentapropista, regresé una tercera vez. Jamás trató de localizarme para resolver el problema. Esta tercera vez que yo me presenté allí tuve la suerte de encontrar a la señora rentora de la casa. Me trató excelentemente bien. Sostuvo una conversación conmigo en el portal por espacio de una hora. Yo me quedé todo ese tiempo dando lugar a que el reparador llegara y se solucionara el problema. Pero fue en vano. No llegó, ni llamó. No mostró interés, demostrando su actitud. Porque una persona que tiene un problema, al menos envía a otra en su lugar a llamar por teléfono y presentar excusas. Situación que no ocurrió jamás.
En esa ocasión que fui atendida por la señora rentista, se dio la oportunidad de que ella conociera que su hermana vivía en la otra cuadra de mi casa. Dato que pudo ser utilizado también por el reparador si hubiese querido devolver la batería y sin embargo no fue así. Al retirarme del lugar le comenté a la señora que no podía seguir personándome allí continuamente. Me resultaba lejos y que de momento yo no podía volver.
Pasó todo fin de año y llegó el día 12 de enero. Yo debía visitar la Notaría que se encuentra junto al Palacio de los Matrimonios, que queda aproximadmente cerca del lugar. Mi familia llamaba alrededor de la 5 de la tarde de ese día de los EUA y yo debía de tener la información notarial requerida. Llamada que se produjo y se puede confirmar en la información telefónica de Cuba.
Aproveché la cercanía y volví al taller. Donde para mi sorpresa se encontraba el reparador. No quise hablar y me limité solo a que el me observara esperando por él. Con esa actitud dí la oportunidad de que se me ofreciera una explicación, unas disculpas, una devolución de la mercancía o cualquier otro resarcimiento que pudiera haber sido posible. Sin embargo, esa oportunidad no pudo ser factible. Lejos de que pudiera ofrecer una reparación del daño, su expresión fue primero de que no era cierto el cambio de batería. Y después de que a él le había nacido una hija. Situación por la que ningún cliente tiene la culpa. Ni tiene la obligación de pagar por eso. Los clientes toman los servicios de un negocio, sin que medien los problemas personales del propietario. Además de que él había demostrado no tener piedad. Por tanto no me parecía digna de la misma.
Le recordé al instante entonces, con cierta paciencia (sin él merecerlo) que ese teléfono había sido de otra persona que podía probar su estafa, aunque él repitiera constantemente que no lo hizo. Y sin ningún tipo de pena me explicó o me advirtió que yo no podía arruinar su nombre.
Lamentablemente, en su malignidad no advirtió que podía en ese momento de una manera simple dar de alguna manera una solución a ese problema. Prefirió burlarse inpunemente, desconociendo los derechos ciudadanos y clientales del mundo entero, sin lograr ahora que se pueda arruinar su nombre.
C.C Periódico Granma Órgano oficial de Cuba
C.C Oficina Municipal Tributaria Playa
En la casa particular donde se encuentra el mismo, reza un cartel publicitario, que expresa ¨Moya 05-2890233¨. Que yo no presté atención en el momento en que llegué. Puesto que yo llevaba referencias de otra persona que había tomado el servicio y dado que su teléfono no se pudo reparar, inocentemente creyó en la imagen de un buen servicio.
Al llegar, le entregué el teléfono que yo llevaba al reparador alrededor de las 10.50am, explicándole que me lo había regalado una persona que tenía fecha de salida al exterior, pero que aún estaba en Cuba. Y que el teléfono funcionaba, pero tenía bajo color en la pantalla y que de momento se había apagado antes de yo llegar.
Le quitó la tapa que trae el teléfono, retiró la batería y la puso a medir en su equipo de trabajo. Como no ofreció explicaciones del resultado de la medición de la misma, yo presumí que estaría baja de carga, ya que extrajo otra de color amarillo de una de sus gavetas de trabajo (no es difícil observarlo, ya que el cliente puede ver sus instrumentos desde el portal de dicho lugar), y la colocó a cargar en el dispositivo que se coloca en el tomacorriente. Haciendo tiempo para la carga energética que debía coger la batería, sosteníamos una conversación, donde yo le muestro que poseía otras baterías sin utilizar. Y todas eran de color blanco y negro. Eran posesiones de otra persona que yo adquirí después, pero todas en buen estado técnico.
No explicó por qué, pero salió de su local de trabajo, hacia el portal de la misma casa rentora y continuó conversando conmigo, acerca de un viaje que yo había realizado hacía días a la República de Trinidad y Tobago, donde yo le explicaba algunos pormenores sobre el tipo de viaje que se realiza allí. El salió y entró varias veces a su local, verificando que tomara la carga necesaria la batería suya en el cargador. Imaginando yo que para probarla después en mi teléfono, con el objeto de verificar si era ese el problema del apagamiento que había tenido ese día. Mientras permanecí todo ese tiempo de pie, en el portal de dicha casa.
Hasta que al fin, pasada la 1pm, retiró su batería del cargador y me muestra el teléfono encendido, aunque no precisó sobre los colores del mismo. Y yo solo llevaba 8 dólares. No sabía cuanto me iba a cobrar por el servicio si me realizaba un cambio de pantalla, por lo que elegí regresar otro día para eso y llevar otro teléfono nuevo Samsung, que también poseía, con batería de repuesto y que no encendía aunque era nuevo. Pero ese yo no lo había llevado, esperando ver la calidad del servicio que se ofrecía allí, para poder confiar en la garantía y calidad del mismo.
Cuando me lo muestra encendido ya, para que yo lo comprobara, le había cerrado ya la tapa del mismo. Le pregunto cuánto dinero debía pagarle por el servicio y me contestó que un dólar, ya que no había hecho ningún trabajo mecánico, solo me había puesto a cargar la misma batería que yo traía. Yo no sospeché nada en ese momento, porque hubiera tenido que abrirlo para poder darme cuenta del cambio que operó.
Como yo poseía otra batería más pequeña sin utilizar, que no era compatible con ninguno de los 2 teléfonos que yo poseía, le pregunté si deseaba que yo le dejara una batería o le pagara el dólar en cuestión. Lógicamente eligio la batería.
Me retiré del lugar pasada la 1pm. Y llegué a mi casa en el horario de la mediatarde. Pero a pesar de que funcionaba, le faltaba el arreglo de los colores. Yo sabía que tenía 20 dólares por cobrar en la Agencia Western Union y 20 más a nombre de mi padre, que también los fideicomiso yo, desde el día 9/12/2014. Por lo que podía regresar a arreglar ese problema. Ese dinero fue cobrado a través de la operadora número 312, posteriormente.
Pero no obstante, quise serciorarme del trabajo realizado y con herramientas destapé el teléfono, llevándome una sorpresa bien desagradable. Ya no era un horario para yo regresar a dicho taller. Corría el riesgo de llegar de noche, en un horario en que el reparador ya no estuviera y a primera hora de la mañana me personé en el lugar, con vista a arreglar el asunto y que no existiera pérdida de tiempo para la reclamación. Que vale tanto para negocios privados como para estatales.
Llegué allí alrededor de las 8.50am. El reparador no se encontraba en su taller y me dirigí al otro trabajador cuentapropista, que también renta el lugar y se oficia en rellenar fosforeras. Me atendió muy correctamente. Me explicó que en el cartel publicitario de afuera del portal de la casa se encontraba el número telefónico del celular del reparador. Y que el mismo no iría a trabajar ese día ya que su esposa se encontraba en Maternidad para parir.
Con al menos un teléfono donde localizarlo, tenía posibilidades de recuperar mi batería, que además de que se veía más nueva que la otra, en definitiva era la mía. En esas condiciones salí de allí y me dirigí al teléfono público de la acera del frente. Pero el servicio de ETECSA expresaba que se encontraba fuera de servicio. Y continué para mi casa, con el objetivo de poder insistir. Hasta que en efecto a las 3pm aproximadamente pude comunicar y él no pudo desmentir dicho problema. Solo se limitó a decirme que regresara al otro día. Esa llamada se encuentra registrada en el servicio de mi teléfono si se investigara y a su vez en el teléfono de él.
Al día siguiente me volví a presentar en el lugar. El no asistió a dar lugar a la reclamación. Ni tampoco llamó por teléfono allí, para dar ningún tipo de excusa para atenderme otro día. En el lugar existe teléfono. El tiene celular, y además yo me quedé esperando por espacio de una hora con el objeto de que si él se ocupaba del asunto yo poder saber el día en que podía regresar. Volví a regresar otra vez más y tampoco él dejó noticias con el reparador de fosforeras, ni con nadie en el lugar para mí. A pesar de que me podía llamar por teléfono, porque él día que yo le llamé le expliqué que llamaba desde mi casa, después de haberme dirigido allí y no haberlo encontrado. Yo no quería que pasara el tiempo para presentarle la queja. Es por eso que no llegó a 24 horas cuando yo ya estaba de vuelta allí, sin encontrarlo.
Es un servicio que ya él había cobrado y que como cuentapropista debía resolver. Pero yo también no podía permitir que pasara el tiempo sin asistir.
No obstante de haber ido esas dos veces y de ser atendida por el otro cuentapropista, regresé una tercera vez. Jamás trató de localizarme para resolver el problema. Esta tercera vez que yo me presenté allí tuve la suerte de encontrar a la señora rentora de la casa. Me trató excelentemente bien. Sostuvo una conversación conmigo en el portal por espacio de una hora. Yo me quedé todo ese tiempo dando lugar a que el reparador llegara y se solucionara el problema. Pero fue en vano. No llegó, ni llamó. No mostró interés, demostrando su actitud. Porque una persona que tiene un problema, al menos envía a otra en su lugar a llamar por teléfono y presentar excusas. Situación que no ocurrió jamás.
En esa ocasión que fui atendida por la señora rentista, se dio la oportunidad de que ella conociera que su hermana vivía en la otra cuadra de mi casa. Dato que pudo ser utilizado también por el reparador si hubiese querido devolver la batería y sin embargo no fue así. Al retirarme del lugar le comenté a la señora que no podía seguir personándome allí continuamente. Me resultaba lejos y que de momento yo no podía volver.
Pasó todo fin de año y llegó el día 12 de enero. Yo debía visitar la Notaría que se encuentra junto al Palacio de los Matrimonios, que queda aproximadmente cerca del lugar. Mi familia llamaba alrededor de la 5 de la tarde de ese día de los EUA y yo debía de tener la información notarial requerida. Llamada que se produjo y se puede confirmar en la información telefónica de Cuba.
Aproveché la cercanía y volví al taller. Donde para mi sorpresa se encontraba el reparador. No quise hablar y me limité solo a que el me observara esperando por él. Con esa actitud dí la oportunidad de que se me ofreciera una explicación, unas disculpas, una devolución de la mercancía o cualquier otro resarcimiento que pudiera haber sido posible. Sin embargo, esa oportunidad no pudo ser factible. Lejos de que pudiera ofrecer una reparación del daño, su expresión fue primero de que no era cierto el cambio de batería. Y después de que a él le había nacido una hija. Situación por la que ningún cliente tiene la culpa. Ni tiene la obligación de pagar por eso. Los clientes toman los servicios de un negocio, sin que medien los problemas personales del propietario. Además de que él había demostrado no tener piedad. Por tanto no me parecía digna de la misma.
Le recordé al instante entonces, con cierta paciencia (sin él merecerlo) que ese teléfono había sido de otra persona que podía probar su estafa, aunque él repitiera constantemente que no lo hizo. Y sin ningún tipo de pena me explicó o me advirtió que yo no podía arruinar su nombre.
Lamentablemente, en su malignidad no advirtió que podía en ese momento de una manera simple dar de alguna manera una solución a ese problema. Prefirió burlarse inpunemente, desconociendo los derechos ciudadanos y clientales del mundo entero, sin lograr ahora que se pueda arruinar su nombre.
C.C Periódico Granma Órgano oficial de Cuba
C.C Oficina Municipal Tributaria Playa
lunes, 5 de enero de 2015
¨ Dos visiones y un mismo tema ¨
¨ Dos
visiones y un mismo tema ¨
Rememorando lo que
fue el inicio del reajuste de las relaciones de la Iglesia y el Estado en Cuba,
después de 1959, como época que marca el cambio social del país, se publica un
artículo en el órgano oficial de Cuba, por la periodista Lissy Rodríguez Guerrero, el primer día del
presente año.
El mismo cita una
declaración, del máximo dirigente en el año 1971, donde se refrenda que en una
reunión con un grupo de sacerdotes chilenos, este emplazó la idea de la
necesidad de unir a cristianos y comunistas con el propósito de resolver los
problemas de América Latina.
A pesar de que han
pasado cuarenta y tres años este noviembre pasado y pudiera verse ahora como un
soberano disparate, aún en aquella época histórica tampoco tenía sentido tal
planteamiento. Una prueba de evidencia es que el único país de América Latina
con filosofía oficial comunista es Cuba.
La convergencia
entre el evangelio y el comunismo se encuentra en la atención a las masas. Pero
la diferencia está en que el cristianismo realiza esfuerzos doctrinales para
que no existan privilegios sociales, de grupos específicos de poder.
No así en
Cuba o en la extinta Unión Soviética. En
cincuenta años de cambio social, grandes dirigentes disfrutaron siempre de
enormes beneficios personales, que el resto de la población no conoció siquiera
que determinados adelantos tecnológicos existieran.
Continúa el
artículo citando el mes octubre del 1977. Donde refleja que en Jamaica, el
Presidente cubano en aquel momento afirmaba que no existen contradicciones
entre los propósitos de la Iglesia y los propósitos del socialismo.
¿Entre los
propósitos de la Iglesia se encuentra obstaculizar las comunicaciones del
pueblo hacia el exterior? La misión de la Iglesia siempre ha sido comunicativa
por excelencia. ¿De qué forma puede verse
dicha concordancia?
Tampoco los
propósitos sociales cristianos son o serán crear estrategias para ofrecer
servicios que se ofrezcan y se cobren sin la más mínima garantía económica.
(Ejemplo: los servicios del buzón de correo cubano conocido como Nauta.cu y los
servicios de navegación en dólares que se ofrecen en los hoteles). Todo lo
contrario. La Iglesia ofrece más de un
servicio gratuito, como son los cursos de aprendizaje de diferentes
tipos, entre algunos CUBAEMPRENDE, tiempo de máquina en sus laboratorios de
computación, servicio de comedor al Adulto Mayor, etcétera. El cristianismo
convida a propósitos igualitarios, con muy poca jerarquía y un plan muy
organizado en cuanto al desarrollo comunitario y nacional para toda la
feligresía.
Luego entonces, ¿a
qué alianza estratégica se refería el entonces Presidente, cuando relacionaba
el evangelio con la revolución comunista efectuada en la isla?
Este mismo
artículo también refleja su confesión en cuanto a que los religiosos en Cuba
fueron discriminados para ejercer en la política del país. Asimismo reconoce
que todo individuo por su fe le era despojado del derecho humano de participar
en otras estrategias sociales. Como consecuencia, todo el que tuvo valor de no
renunciar públicamente a sus creencias religiosas, fueron excluidos entre otras
cosas de los estudios universitarios.
Otras críticas que
se ocasionaron y que si hubieran ocurrido hoy también sucedería así, es que el
ex dirigente se reunió primeramente con ministros líderes de otros países
latinos, para el abordaje de esta temática y no con los de su propio patio. Deponiendo
el análisis con sus nacionales para un momento posterior.
Como en muchos
otros casos no tenía en cuenta el reclamo popular de problemáticas tan
específicas que no requerían de tomar ejemplos del manejo de las mismas en
otras naciones. Porque cabe resaltar que países como Nicaragua y Chile no
habían excluido a los religiosos de sus derechos a la política nativa. Muy por
el contrario, más de un clérigo alzó su voz, como fueron Oscar Arnulfo Romero y
Ernesto cardenal.
No caben dudas
para afirmar que la aceptación de la Iglesia como hecho institucional en 1991 se
debió más a una imposición religiosa social que a una generosidad o dádiva del
gobierno en aquel entonces. Los espacios comunicativos y sociales
evangelísticos se expanden por misión propia. Ninguna sociedad humana detiene
su desarrollo por cincuenta años, porque son fenómenos intrínsecos
indetenibles.
Ni aún seres
humanos con tan feroces ideales pueden detenerlo. El poder de las masas nunca
ha podido ser insubestimable. La mutación requiere de tiempo, pero no escapa a
ninguna finalidad. Por eso el clamor religioso tiene alcances ilimitados.
En la actualidad,
líderes religiosos cubanos luchan porque la educación religiosa sea reconocida
en Cuba, como una opción frente al sistema educativo oficial. Que popularmente
se encuentra tan reprochado, por su política educativa, su déficit de maestros,
y su bajo logro de aprendizaje y corrupción, en cuanto a la venta de exámenes.
La venta de exámenes unas veces se ha hecho pública en los medios de
comunicación y otras no. Pero ha existido más de una. Sin embargo no ha
existido el derecho humano a la información.
Estas relaciones
Iglesia –Estado en Cuba que se volvieron atípicas, no han podido continuar
socavando el derecho eclesiástico a coexistir en la sociedad, porque su
reconocimiento mundial así la legitimiza y ningún proceso de poder puede
perpetuar a la fuerza una posición que le asiste a la conciencia humana.
¨ Los Dietrichs cubanos¨
¨ Los
Dietrichs cubanos¨
Como líder religioso,
pastor y teólogo, Dietrich Bonhoffer concebió ¨El precio de la Gracia¨. Esto no
se puede medir cuantitativamente, pero sí en términos de derechos humanos
cuando se piensa diferente. Así vivió y murió Dietrich como pastor luterano.
Pero en América
Latina, lo que fue la Breslavia de ayer, es posible homologarla como la Cuba de
hoy. Donde otros Dietrichs hacen también fila con la resistencia, a través de
la mirada evangelista.
A ese movimiento
político disidente dentro de las filas del cristianismo que ayer lo integraron
Orlando Pellicer, Ernesto cardenal, Camilo Torres, Jerzy Popieluszko, Eduardo
¨lalo¨ Sardiñas y otros, todavía se le unen otros en la contemporaneidad, que
enriquecen su existencia con sus ideales y conductas.
El párroco cubano
José Conrado, que ofició en la Iglesia Santa Teresita del Niño Jesús en la
provincia de Santiago de Cuba, también ha tomado esa opción como vía pacífica
para contribuir a los cambios sociales que se necesitan en el país en la
actualidad.
En su misión
evangelística, se ha opuesto a maltratos y vejaciones que se le han querido
realizar a feligreses de su congregación que se expresan con pensamientos
contestatarios al sistema de gobierno. Su enfrentamiento valiente a las autoridades
ha impedido en muchas ocasiones abusos físicos contra estas personas. Entre
ellas: las Damas de Blanco de esa congregación, que son tan lastimadas en todo
el país.
Hasta el siglo XX
sumaban 20 consagrados a nivel mundial que se decidieron por esta lucha. Hoy
suman más.
Pero este fraile
cubano actual no ha sido el único. El Pastor protestante Mario Félix Lleonart ha elegido también como
postura evangélica esta opción. Acusado por sus ideas libertarias, a la élite
gubernamental le resulta un desafío. No es posible enmarcarlo como un peligro
nacional, cuando sus únicas armas son sus conceptos y doctrinas. Sin embargo,
sufre las consecuencias de sus prédicas.
Interrogado
policialmente, cuando sale o entra de su propio país, y despojado de folletos,
discos y publicaciones como si fueran petardos, es observado constantemente por
la policía política nacional como un hombre mercenario terrorista. Pero esto no
hace que renuncie a su misión como ministro del evangelio.
Aún así, estos no
son los únicos Dietrichs cubanos. La organización religiosa Pastores por el
Cambio (2010) también ha optado por un evangelismo a favor de los más pobres. Y
entre ellos ha tenido una participación activa como rol de género: Marilys
Acosta.
Tomar estas
posiciones en la Cuba actual, aún que influyan en las relaciones Iglesia-Estado
tiene su precio. Como citara Dietrich alguna vez : ¨… cuando Cristo llama a un
hombre, le ofrece a venir y a morir¨. Resistir y participar en el cambio social
de toda una nación no significa necesariamente sumisión. Estos ministros de
Dios no quieren perderse su propia implicación nacional.
El cristianismo
sin rebelión no puede ni podrá existir porque las sociedades requieren de
desarrollo en todos los órdenes humanos, que se adaptan a las necesidades de los
nuevos tiempos. Y colaboradores no ordenados también existen y existirán. Pero
del único crimen de que se les podrá acusar es del de disentir del proceso
social que se les impone al pueblo. Así fue ejecutado Dietrich en la Alemania
nazi. Su oposición a formar parte del sistema represor le costó
la vida.
La disidencia
política desde el cristianismo no pude calificarse de egocéntrica, pues los
pobres de cansan de ser pobres cada día. Y se requiere en el caso cubano de una
equidad social igualitaria, después de 50 años de justificaciones políticas,
que solo han conducido a la destrucción de la productividad nacional.
La Iglesia no
llama a una nueva religión, sino a una nueva vida. Pero donde la escasez y la
necesidad existan para todos sin lugar a privilegios que inviten a la rebeldía
y a la resistencia.
El movimiento
teológico disidente Pastores por el Cambio sin dudas marca una etapa, un
paradigma y un legado que quedará para la historia venidera como una tendencia
Dietriechana para los más jóvenes y no
será en vano.
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